martes, 20 de diciembre de 2011

- Me gustas mucho,

pero no puedo ser el hombre invisible, estoy harto de poner el hombro, quiero poner otra parte de mi cuerpo, ¿sabes? 
-¿El corazón?
-Acaso no lo pongo...
-¿Entonces?
-Quiero ser perverso, que una mujer se vuelva loca por mí y luego amarla de tal modo, que no quiera dormir en otra cama que no sea la mía, que no quiera otro olor en las sabanas que no sea el mío... 
-¡NO! tú no quieres eso
-No... Yo no quiero eso.

-Pero...
-¿Sabes qué? no pasa nada, en serio, no es culpa tuya, es mía. No me propuse sentir algo por ti, ocurrió porque sí, así que lo siento. 



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