Esta es la historia de una joven ciega que se odiaba a sí misma y a todo el mundo, ya que los culpaba por su discapacidad. Odiaba a todos menos a su novio que la quería tanto como ella a él. Ella vivía cada día de su vida triste, casi sin esperanzas, llorando, celosa de la gente que podía disfrutar de los colores, de las formas... hasta que un día consiguió un par de ojos sanos y se operó. Ese día fue uno de los mejores de su vida, recuperó todas las ganas de vivir, se lleno de esperanza, comenzó a amar al mundo, pero lo más importante, se amo a sí misma. Pasaron algunos días y su novio decidió pedirle que se casará con él pero ella se negó, ya que él era ciego. El novio triste se marcho y en su despedida dijo: No te voy a pedir que me ames, ya que me has demostrado que no es amor lo que sientes por mi, pero al menos cuida bien de mis ojos, pues ahora son los tuyos.
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